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La silla grande


Ya que pasó el primero de los tres debates oficiales que tendrán los candidatos a la presidencia de México, la silla sigue quedándoles grande.

Si hacemos caso a las muchas encuestas “serias” que se han publicado y a los esfuerzos individuales que vía Facebook o Twiter han promovido algunos de los comentólogos; opinólogos y periodistas en sus cuentas personales, lo que sigue de la contienda es ya entre dos aspirantes.

La muestra de la incomodidad del puntero Andrés Manuel López O., al sentirse acosado por este múltiple despliegue de encuestas, lo vimos ya en dos momentos. Su salida sin la cortesía de despedirse de sus contrincantes luego del debate; y la declaración llena de coraje que hace hoy en una plaza pública insultando a Ricardo Anaya y queriendo amarrar navajas con el tercer lugar José Antonio Meade. (“Rechaza AMLO debate con Anaya; me puede robar la cartera, Dice” Universal on line 24/04/2018 13:12 hrs)

Desde mi punto de vista la carrera por la presidencia de AMLO, que lleva ya 12 años por lo menos, tiene como elemento de inigualable valor, la percepción generalizada de triunfo, no obstante, en el debate sufrió un primer escarceo serio y eso ¡claramente lo incomoda!

Provocar esa incomodidad es lo que esperaba el segundo lugar; conocer dónde le duele; saber cómo hacerlo enojar. ¿cómo olvidar lo descompuesto de su rostro cuando hicieron públicos que sus hijos cobran sueldo en el presupuesto del partido? Aún no sabemos cuánto, pero seguramente no será poco.

Ya desde hace meses que se publicaron algunos rumores de los roces que existen entre los miembros del equipo y los hijos de Andrés Manuel. No debe ser fácil trabajar en esas condiciones. Algunos de los Tendones de Aquiles ya salieron a la luz pública y habrá que cuidarlos o aprovecharlos según sea el caso.

Por su lado Anaya debe estar atento a que la felicidad no lo abrume. Su equipo necesariamente tiene que aprovechar este impulso para continuar ganando terreno.

Una de las fortalezas mostrada por Anaya en el debate es su capacidad de hacerlo, es decir, de debatir. No es un talento que se pueda adquirir en cada esquina, sino que es un bien escaso en el mundo de la política.

Los riesgos de no saber qué hacer cuando creces puede llevar por caminos que terminen dando al traste con lo ganado.

Por eso sería importante que el equipo de Anaya, -y él mismo por supuesto- se aleje de lo que ya comienza a comentarse en los corrillos de la casa de campaña así como de algunos chismosos políticos; que si los independientes se bajan de la contienda; que si los gobernadores priistas se suman a su campaña; que un deslinde del candidato del PRI a su favor. ¿suena tentador? Sin duda las ganas de ganar deben ser una pesada loza en las decisiones, pero la templanza y la experiencia de sus asesores tendrán que calmar los ánimos triunfalistas.

¡La silla sigue vacía, pero aún les queda grande!


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